miércoles, 22 de abril de 2020

Me gusta esa playa de lunares en las faldas de brisas de camisa blanca que bailan el pelo y te lo recoges o le dejas rezar tus labios. Ya me asomo en ellos. Ya te trepo. De tu garganta, los corales, ya resuenan los timbales, ya flotan las telas, se escapan las manos, salgo volando entre tus muelas. Aprieto el ceño, el cuello. El eterno universo de tu voz como el cielo en la noche lleno de estrellas. Es allí flotando de amor, recogiendo notas, alimentándome de ellas como granitos de arroz.

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