domingo, 13 de febrero de 2022

Epitafio para una muchacha

Porque te fue negado el tiempo de la dicha  tu corazón descansa tan ajeno a las rosas. 
Tu sangre y carne fueron tu vestido más rico y la tierra no supo lo firme de tu paso.

Aquí empieza tu siembra y acaba juntamente 
-tal se entierra a un vencido al final del combate-, 
donde el agua en noviembre calará tu ternura
y el ladrido de un perro tenga voz de presagio.

Quieta tu vida toda al tacto de la muerte,
que a las semillas puede y cercena los brotes, te quedaste en capullo sin abrir, y ya nunca sabrás el estallido floral de la primavera.

 María Victoria Atencia, Cañada de lo s ingleses.