lunes, 11 de octubre de 2010

La piel y el laurel

Anoche yo me preguntaba
y no entendì la pregunta,
que podìamos hacer
con la necesidad de querer
ser en el otro.
Anoche me lo cuestionaba
y evitè la respuesta,
pues no soy de hacer apuestas
con la serenidad de una misma.
Y me parè en los tatuajes
que en la piel las sensaciones
son màs ciertas,
dan razones
cercanas a la verdad
y no requiere equipaje.
Y es verdad
y es màs cierto,
que si recurres a la piel
hay mas huellas
que el andar te va marcando,
hay esencia de azahar,
de romero y de cilantro,
de laurel en el cabello,
el corazòn huele a clavo,
brisa del mar barado
rebaña el pulmòn derecho.
Las mejillas
conservadas en salitre,
la pasiòn sobre el pecho
desbordado,
pies en tierra,
las pupilas
al acecho.
El sol relaja los labios
y el agua arruga las manos
que ya recorren la espalda
sacudidas que responden
a las palabras de tus brazos.
Y cuando el huracan se lleve
las casas y las aceras,
las ventanas,las fronteras
sòlo me quedaràs tu,
que me acoges,me iluminas,
me indicas y me fascinas,
me enseñas y me liberas,
bailan fuerte las hogueras
y me ayudas a sentir.
Se deshacen mis pasos.
Ya no hay rastro de mi.
En cenizas se quedaron
los versos que desnudaron
lo màs ìntimo de ti.
Las palabras las robò el tiempo,
sòlo quedan las pasiones
como una segunda piel
y las razones,
escondidas en cajones
escritas sobre papel
que ,a veces, descubre el viento.

2 comentarios:

  1. Bella expresión de esa època olvidada que siempre anhelamos recuperar. La época del "tatuaje" anterior a la del "lenguaje" dice el filósofo Sloterdijk. Me encanta lo de "las razones, escondidas en cajones". Quizás nunca deberían salir de ellos. Un beso con sabor a cilantro...por ejemplo.

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  2. Siii,parece que lo que se marca en la piel a fuego no se borra nunca y pasa el tiempo y al final sòlo se queda uno con sus tatuajes y cicatrices,claro.En mi caso esperando,como siempre.Tus comentarios siempre tienen detalles estupendos

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